Los suelos para gimnasios y centros de fitness deben cumplir numerosas funciones prácticas. Deben resistir los puntos de carga elevada de los equipos y el elevado tráfico de los usuarios que transitan, lograr la fricción suficiente como para evitar el ‘desplazamiento’ de las máquinas durante el uso y ser antiestáticos. La capacidad de soportar unas condiciones de temperatura y humedad rápidamente cambiantes junto con unas buenas propiedades de reducción del ruido y las vibraciones también merece ser tenido en cuenta.
Una limpieza fácil y un bajo mantenimiento son esenciales para lograr superficies higiénicas que no favorezcan la proliferación de bacterias ni olores.